Lectoras a pesar de todo
Las mujeres, destinadas desde la Antigüedad al matrimonio, al cuidado del hogar y a la maternidad, accedieron más tarde a la educación y a la lectura. Solo quienes ingresaban en un convento tenían cierto acceso al conocimiento, y las mujeres nobles eran únicamente instruidas en temas de religión y moral cristiana, por lo que bien podemos imaginar las dificultades que han tenido desde siempre aquellas que han tenido inquietudes intelectuales y han pretendido disfrutar de la compañía de un buen libro.
Si bien no consideramos la lectura un oficio como el de quien escribe, imprime o traduce, no queríamos terminar sin dejar constancia de la presencia de mujeres lectoras en la colección. Descubrir estos libros leídos y atesorados por mujeres ha sido posible gracias a los ex libris o marcas de propiedad que ellas mismas han dejado escritos en los ejemplares que les han pertenecido. En unos casos se trata de mujeres cuya identidad nos es bien conocida, en otros son mujeres anónimas quienes han trazado su nombre en las primeras páginas de estos libros. Todos ellos nos revelan un interés de la mujer por la lectura rompiendo a veces los moldes impuestos por su condición femenina.